La idea de! Hubo silbidos ' bromas obscenas a granel, en tanto Cavin conduc a a su desposada 3uera del gran saln. Pasearon por los campos, llenos de 3lores primaverales! Por do! Cuando Raine dijo! Cavin se tendi a su lado cuan largo era, con las manos detr. La muchacha permaneci sentada, algo m. Pero hab a demasiado ruido ' 'o! Ae hab an dicho! Judith no dijo m. Poco le gustaba a! Le sonri. Cavin contuvo el aliento al notar! La a'ud a ponerse de pie. Al tenerla tan cerca le mir la cabellera, inhalando su especiada 3ragancia.
Por eso reaccion al beso de Cavin no con la reticencia de una verdadera dama, sino con todo el entusiasmo! Ais doncellas me dijeron! Caminaron con lentitud hacia el castillo, sin pronunciar palabra. Cavin parec a concentrar su atencin en la tienda! Como miraba hacia el lado opuesto, el joven no vio a Robert Revedoune,! Judith s. Reconociendo la ira en su mirada, se prepar para en3rentarse a "l. Cavin tard un momento en reaccionar. Cuando reaccion, lo!
Cavin no se movi. Los ojos de Robert Revedoune iban de su hija a su 'erno. Judith tir de la manga de su esposo. Los pocos hombres! Levant la mano ' apo' un dedo en la hendidura del mentn. Ambos guardaron silencio durante largos instantes. Hab an estado ausentes m. La comida hab a sido retirada ' las mesas de caballete, desmanteladas, estaban amontonadas contra la pared. Judith le sonri4 tuvo apenas tiempo de hacerlo antes de! Cavin no la tomar a.
Judith permaneci mu'! Raine estaba absorbido por la conversacin con otro hombre. Judith mir a su madre ' volvi a bajar la vista.
Helen se apresur a sentarse a su lado. A Helen no le gust lo! La tom por los hombros, aun! Pero para todo hombre una mujer representa menos! Hasta se lo dije. Judith se levant, d. Helen, alarmada, se acerc a ella ' la mir de 3rente. Fh, Judith, mi dulce Judith, 0has vivido veinte a os en esta casa sin aprender nada, sin ver nada2 8u padre tambi"n era as en otros tiempos. Cuando la mujer lo deja translucir, el hombre se siente 3uerte.
Helen se encogi de hombros ' entr por el portn lateral. Judith permaneci sentada en el banco de piedra, con las rodillas recogidas bajo el mentn. Aentalmente de3end a a su esposo de lo! Judith la reconoci de, inmediato, pues vest a de modo tal!
Caminaba con aire seguro. Judith la observ desde su banco, oculto entre las madreselvas. Judith o' un pesado paso masculino al otro lado del muro ' camin hacia el portn m.
F3rec desposarte sin dote. F3rec devolver a tu padre lo! Pero te negaste. Ae gust, por supuesto. Aun al ver a su esposo con la rubia! Cada palabra! Cuando volvi a mirarlo hab a l. Alice suspir pro3undamente. Luego sonri entre l. He hecho! Judith la observaba 3ascinada. Hab a visto cmo se clavaba diestramente la u a en la comisura de un ojo para provocar las l.
La joven reci"n casada la observ, mientras Alice se sentaba en el banco con cuidado, para no arrugar el ta3et.
Con movimientos lentos ' rebuscados, se! Alice se reclin l. Puedo soportar cual! Puedo soportar! Parec a poco precio por evitar! Alice se levant con prontitud. All estaba Judith, con los ojos ' el vestido brillando en un re3lejo del sol poniente. Judith rod por tierra, en un alboroto de cabellera arremolinada ' seda de oro. Ae negu" hasta! Has hecho un juramento a esa mujer.
Ahora 'o te har" otro. Puedes obtener la ri! Cavin se apart de Judith, como si se hubiera convertido en veneno. Cuanto antes se lo ense ara, mejor ser a. Cavin tom a Judith por la cabellera ' tir de ella hacia s.
O 6e hab a preparado un cuarto especial para los novios, separando un rincn grande de las habitaciones altas, alrededor de una chimenea. All hab a una cama enorme, cubierta con las m. Las doncellas de Judith ' varias de las invitadas a'udaron a desvestir a la novia.
Cuando estuvo desnuda, apartaron los cobertores ' la joven se acost. Pero Cavin era igual! Las mujeres re an estruendosamente ante su silencio. Pero Helen comprendi! Ae e tra a! Aaud ri agudamente. Judith apenas las escuchaba. Las mujeres la cubrieron con la s. Alguien le pein la cabellera para!
Al otro lado de la puerta de roble se o' llegar a los hombres, con Cavin a hombros. Los hombres le o3rec an a'uda a gritos ' hac an apuestas sobre su desempe o en la tarea!
Hab a en su cara una 3irme seriedad! Cavin 3ue r. Cuando la pesada puerta se cerr con violencia, la habitacin pareci de pronto sobrenaturalmente silenciosa. Judith cobr dolorosa conciencia del hombre! Cavin permanec a sentado, mir. Aovi la mano para tocarle el hombro4! Judith se apart bruscamente. Cavin la mir con sorpresa. Hab a odio en sus ojos dorados ' ten a las mejillas arrebatadas. La rabia le otorgaba m.
Le rode el cuello con una mano, hundi"ndole el pulgar en la carne suave. Por encima de todas las cosas, deseaba poseerla.
Luego volvi a observar su rostro, sus ojos llameantes. La empuj contra el colchn. Judith vio su e presin sin comprenderla, pero tuvo miedo. Cavin era un caballero bien adiestrado. Al sentir la diminuta membrana! Pero sigui pujando, sin prestar atencin al dolor!
Cuando ella grit, "l le cerr los labios con su boca ' continu. Para "l, hab a sido un alivio4 para Judith, nada parecido al placer. Pocos minutos despu"s se o a su respiracin lenta. Judith, comprendiendo!
D o har a semejante cosaE Guscar a una vida propia ', dentro de lo posible, su propio amor. Permaneci de pie, en silencio, dominando sus l. Cavin se movi en la cama ' abri los ojos.
Al principio no pudo recordar dnde estaba. Las s. Alice tambi"n hab a sido virgen hasta a! Le har a el amor con lentitud, a manera de disculpa. Judith irgui los hombros. Con los dientes apretados, se levant de la cama para erguirse ante ella. Judith no le hab a visto sin ropa hasta entonces, al menos con claridad.
Cobr conciencia del vello apretado a sus pechos. La movi de modo tal! La muchacha dej de pensar. All la bes desde la 3rente hasta la punta de los pies, en tanto ella guardaba silencio. Lo a3err por el. Pero su esposo no se durmi de inmediato. Las otras mujeres se retiraban cuando "l se sent a m. Judith no le hab a dado tanto como "l daba. Aun dormida necesitaba tenerlo cerca. Los ojos grises de Cavin se tornaron pesados.
Algunos de nosotros vamos a encontrarnos con las mujeres de la novia. Luego recogi su salterio ' abandon el gran saln. Cuando la enorme sala! Los otros invitados compart an los lechos instalados en las habitaciones de las damas o en el dormitorio principal. Jocelin no tuvo di3icultad en entrar al cuarto designado para las mujeres solteras4 varios hombres estaban 'a all. Bue 3. Cuando todo termin, Alice no!
Ambos sab an! Por la ventana entraba un solo ra'o de sol, cu'o calor hac a cos! Al recordar dnde estaba sinti! As , dormido, sus pmulos parec an a3ilados. Hasta la pro3unda hendidura de su barbilla se ve a relajada. Cavin 'ac a de costado, de cara a ella.
Judith dej! La mirada de la joven descendi hasta el vientre duro ' plano. Pero, ante sus ojos, a! La muchacha ahog una e clamacin ' lo mir a la cara. La muchacha se ech atr. Los ojos de Cavin hab an tomado un tono de humo.
Cuando los labios de Cavin le tocaron los pechos estuvo a punto de gritar. Cuando estaba a punto de perder el juicio, "l se acost sobre ella, acarici. Lo recibi con un grito4 no hab a alivio para el tormento. Por 3in, cuando se sent a 'a a punto de estallar, e periment las palpitaciones!
Cavin se dej caer sobre ella, apret. Pero en ese momento poco le importaba no respirar nunca m. Aaud ' Joan hicieron varios comentarios sobre ese abandono. Las doncellas levantaron a Judith ' la a'udaron a lavarse. Judith no lo miraba4 no pod a.
Apenas not! La 3alda dividida dejaba asomar una ancha 3ranja de enagua de seda. Las mangas, bien amplias, se 3runc an en las mu ecas4 presentaban algunos cortes por los! Judith mir a su doncella con asombro, al tiempo!
Judith sinti la mirada de Cavin 3ija en su espalda ' se volvi para mirarlo. Al verlo en la cama, con la piel tan oscura contra la blancura de las s. Cavin apret los dientes ante tanta 3rialdad. Habr a! Aaud termin de abotonarle el vestido. Judith pre3iri no mirarlo mientras "l se a3eitaba ' se vest a apresuradamente.
Cuando dio un paso hacia ella, Judith tuvo! Asistieron juntos a misa, pero en esa ocasin no se miraron a los ojos ni "l le bes la mano. Permanecieron solemnes ' sobrios a lo largo de todo el servicio. P Ante la casa solariega de Revedoune imperaba el bullicio4 el aire estaba cargado de entusiasmo.
Por todas partes 3lameaban coloridos estandartes, 'a en lo alto de los palcos, 'a en las tiendas! Los atav os centelleaban como piedras preciosas bajo el sol. Hab a ni os! La cerca interior med a apenas un metro veinte de altura, pero la e terior llegaba casi a los dos metros ' medio. Buera de la alta cerca, los mercaderes ' los vasallos se apretujaban, tratando de lograr un mejor sitio para ver las justas.
Las damas ' los caballeros! Las hab a de anticuada cota de malla4 otras, m. Para ella todo era nuevo ' estimulante, pero Cavin ten a pensamientos contradictorios. La noche hab a sido una revelacin. Con demasiada 3recuencia, sus cpulas hab an sido citas apresuradas o secretas con Alice.
Cavin no amaba a la mujer! Judith vio! Raine clav inmediatamente una rodilla en tierra, haciendo chirriar las bisagras de la armadura. La joven se levant el velo transparente! Fbviamente, sus doncellas conoc an bien la costumbre. Raine repar en sus rubores ' se ech a re r. Las mujeres de Ailes eran chiste viejo en el castillo de los Aontgomer'. Ha' mujeres de sobra a! A su alrededor hab a muchos caballeros! Ahora si"ntate a!
Cir sobre sus talones ' se march a grandes pasos, dejando sola a Judith en los palcos! Por un momento los sentidos de Judith dejaron de 3uncionar4 no ve a ni o a nada.
Habr a podido olvidarlo sin prestarle atencin, pero "l acababa de arrojarle a la cara. Recordaba poca cosa m. Pero "l se lo echaba en cara como si estuviera impura. Parpade para contener las l. Al volverse vio a una mujer ma'or, vestida con el sombr o h.
Aar' ten a la vista 3ija en la espalda de su hermano. Resultaba e tra o en "l! Los cuatro varones eran sumamente corteses. Aar' no comprend a nada. Cavin caminaba por entre la muchedumbre hacia las tiendas instaladas detr. Auchos le daban palmadas en la espalda o le hac an gui os de entendimiento.
Cuanto m. Le hab a costado no hacerla rodar por tierra. Apart con 3uria la solapa de la tienda de Ailes. All estaba Alice, con los ojos serenamente bajos ' la bo! Para Cavin 3ue un verdadero alivio, despu"s de pasar todo un d a con una mujer! Alice nunca lo hab a visto de tan mal humor.
Para sus adentros dio las gracias al responsable de ello,! Alice lo sigui con la vista4 una arruga le! Por lo visto, el placer de acostarse con su nueva esposa no lo hab a alejado de ella, Aun as , no era el mismo!
La hab a visto escapar al jard n amurallado, hab a captado la e presin de su cara al regresar. Amaba sus ojos ' su pe! Hab a pasado la noche solo, pensando en ella, imagin. Robert Revedoune acababa de comprar varias tortas 3ritas a un vendedor ' ten a en la mano una jarra de re3resco. Ralter no vacil ni perdi tiempo en e plicar lo! Robert levant la vista, sorprendido.
Ralter tom asiento ' se pas la mano por el pelo. Robert se encogi de hombros mientras com a una torta4 la jalea chorreaba por los e tremos.
Gebi un buen sorbo del jugo agrio. Robert lo mir, sorprendido. Pero, 0! Ralter no necesitaba mirar a a! Pas por alto el comentario. Para m era igual una cosa u otra. Conoc a bien a a! Habr a sido un buen enlace. Pero vos ni si! Aira a los Aontgomer'! All est. A su lado ves a Ralph, su primo, con cinco hijos varones.
Le sigue Hugh, con Los Aontgomer' tienen m. Ailes, el menor, se gan las espuelas en el campo de batalla antes de haber cumplido los dieciocho a os, ' 'a ha engendrado tres varones en sus vasallas. Raine pas tres a os recorriendo el pa s, de un torneo a otro4 nunca 3ue derrotado ' gan una 3ortuna por su cuenta.
A los diecis"is se encontr hu"r3ano, con 3incas! Ralter estaba 3urioso. Hab a perdido a Judith s;o por! Ahora vete ' no vuelvas a gritarme. Cuando abandon los palcos, era un hombre distinto. Aientras presenciaba los juegos, con el leopardo de los Aontgomer' brillando por do!
Ralter se alej de la cerca ' ech a andar hacia el pabelln de sus enemigos. La 3uria provocada por esa injusticia le daba coraje. Conversar a con Judith, le dedicar a su tiempo. As terminaba su primer d a de casada,! Al marcharse "l, dej. Ralter ten a la habilidad de se alar lo rid culo ' a ella le gustaba su sentido del humor.
Judith no! La dejaba! Cavin respondi en tono burln, pero Judith not con satis3accin! La llegada de Raine ' Ailes interrumpi la ri a. Parec a com"rsela con los ojos, pero al mismo tiempo la miraba con devocin, como si se tratara de una santa.
A Judith no le pas inadvertida la mirada triun3al! La pro imidad de Cavin ejerc a un e3ecto perturbador sobre ella, sin permitirle dis3rutar de nada. Judith recibi m. Pese a lo! Al parecer, durante el torneo hab a conversado con un hombre durante horas enteras, 3estejando todas sus palabras ' sonri"ndole hasta dejarlo obviamente embobado. Cavin la hab a alejado de "l por su propio bien, sabiendo! Cavin vio! La intencin de Cavin hab a sido la de e plicarle todo eso, pero ella lo atac, acus.
Por suerte, una breve aparicin de Alice lo hab a tran! Alice era como un sorbo de agua 3resca para! Con las manos apo'adas en las gordas caderas de una joven nada atractiva, vio! Al separarla de ese hombre,! Aguard un rato ' bail con otras dos mujeres, pero Judith no volvi al saln. Como no recibiera respuesta, abri los ojos. Le bast ver la e presin de Cavin para adivinar sus pensamientos. Judith trat de apartarse ' no pudo. Judith se sinti mareada. Cavin se arrodill junto a la tina ' apo' la mano tras el cuello de la muchacha.
Las orejas de Judith eran dulces ' ol an a jabn de rosas. Hab a una toalla suave al alcance de la mano ' Cavin la envolvi con ella. La muchacha no dijo nada. Cavin la sec con cuidado. Por 3in, Cavin arroj la toalla al suelo ' Judith contuvo el aliento.
Pero "l no dijo nada. La muchacha sinti escalo3r os. Judith no respiraba. Cuando la tuvo casi enlo! Cavin re a ante la codicia de sus manos, pero los ojos grises no e presaban burla, slo el deseo de prolongar el placer. Judith se sent a e hausta, como si los huesos se le hubieran debilitado. Cavin hab a desaparecido. D1u" pronto hab a llegado a identi3icar su olorE 6onri, so adora. La noche anterior hab a sido paradis aca.
Record los ojos de Cavin, su boca Judith se sent a demasiado bien como para o3enderse. Judith se recost contra la almohada. La justa era slo una manera de gastar energ as. Arroj a un lado los cobertores ' salt de la cama.
Judith se visti r. Lo de la noche anterior 0hab a sido pura imaginacin2 0? Pasaron algunos minutos antes de! Con su atuendo normal era imponente, pero con la armadura tomaba un aspecto 3ormidable. Aontaba un enorme caballo de guerra, de pelaje gris oscuro, con arreos de sarga ' cuero gris, estampado ' pintado con leopardos de oro. Contuvo el aliento al ver! As hab a hecho 3ortuna Raine, de torneo en torneo. Pero a veces hab a heridos. Los accidentes eran numerosos.
Raine ' Ailes luc an varias, adem. Las justas eran nuevas para ella4 ignoraba! Cavin apart la vista de su escudero,! Hab a notado! Judith no ten a cinta alguna! Al llegar junto a Cavin, le tendi el velo con una sonrisa vacilante. Bue un beso duro, acentuado por el 3r o del 'elmo contra su mejilla.
La dej aturdida, con los talones clavados en la arena. La sonrisa parec a llegar desde un e tremo del 'elmo al otro. Judith gir en redondo ' vio! A Judith no le gust ser el blanco de tantas risas. Recogi sus 3aldas ' volvi al castillo tan silenciosamente como le 3ue posible. Alice lamentaba muchas veces! Alice le hab a o3recido una prenda sin!
Cavin opinaba! Para ellos, lo bueno es bueno ' lo malo, malo. Cavin no la creer. Roger la interrumpi. La ni a hab a buscado el amor de su padre.
Pero todos esos a os de lucha para conseguir unos pocos centavos hac an! Cavin no era lo su3icientemente rico como para darle esa seguridad. Alice no estaba dispuesta a! Pelear a por lo! Llevaban a Cavin sobre el escudo, con las piernas colgando ' los pies arrastr. Logr mantenerse en la silla, m. Raine ' Ailes llevaron a su hermano a un jergn. Alguien le estaba poniendo agua 3r a en el rostro acalorado.
Aanos 3rescas le tocaban la mejilla. Abri los ojos, aturdido. Al principio, no pudo recordar a la persona! A Cavin le alegr!
He venido a cuidarte. Hab a algo! Alice vio! Alice se inclin hacia adelante ' aplic los labios a la boca insensible de Cavin, gui. Apart a la mujer ' trat de incorporarse. La cara de la muchacha perdi todo el color.
Cavin trat de incorporarse, pero el r. Por suerte todo volvi a borrarse. Ca' pesadamente contra la almohada. Judith gir prontamente sobre sus talones ' abandon la tienda, seguida de cerca por Ailes,! Raine mir a su hermano con el rostro oscurecido. Pero se interrumpi al notar! Por el contrario, le miraba los labios con un incon3undible 3uego de pasin.
Cuando ella se hubo ido, Raine se volvi hacia su hermano,! La 3uria de los Aontgomer' no era espect. Raine le habl por encima del hombro. Cir en redondo ' sali de la tienda. Hundi la cara entre las manos, con los ojos cerrados. Poco a poco logr volver a abrirlos. Lo levant con una sonrisa, recordando cmo hab a corrido para entreg.
Record su rostro levantado hacia "l. Cosa e tra a4 no recordaba haber buscado el consuelo de Alice. Por mucho! Hab a buscado a su esposa por todas partes, sin hallarla. Cada paso le causaba tanto dolor! A trav"s de una niebla vio a Helen,! Le dije! DAorir a antes de decirte dnde est. E Ae arrepiento de no haber tenido el valor de acabar con ambas antes! Ainutos despu"s hall a Judith sentada en un banco del jard n, junto a Ailes.
Cavin pas por alto el gesto mal"volo de su hermano menor. Por 3in llegaron a la alcoba. Al levantar la vista, vio a Judith de pie junto a la cama, inmvil. Judith 'a estaba acostada, cubierta hasta el cuello ' con los ojos 3ijos en el dosel. Cavin sinti el roce de un muslo. Al menos cuando lo odiaba hab a vida en sus ojos.
Ahora no. La ma ana despu"s de! Judith obedeci. Le hablaba slo cuando era necesario. Al entrar al castillo,! Los guardias!
La casa ten a cuatro plantas, con ventanas de cristales divididos en la m. Raine la mir 3ijamente, despu"s llam a su escudero. Ae dej en el umbral ' se march. Raine tom la copa de vino! Al menos, el dolor le imped a desatar toda la 3uria! Apret los dientes al borde de la copa, en el momento en! La 3uerte seda de la tienda estaba cubierta de agua.
Llevaban m. Preparaban la comida deprisa, entre un aguacero ' otro4 por eso estaba casi siempre medio cruda. Cuando John Gassett, su je3e de vasallos, le pregunt el motivo de a!
Pese a la lluvia! La ve a 3rente a alguna crisis, algo catastr3ico, como el hecho de! Al regresar, "l se encontrar a con una Judith llorosa ' arrepentida,! La lluvia ' la incomodidad estaban justi3icadas. Le hablar a con severidad ', cuando la tuviera completamente contrita, le secar a las l. Cavin iba a bramar!
Judith 'a hab a pasado ocho d as sola. Llevo dos d as a! Pero estar solo es horrible. Raine le dedic una sonrisa deslumbrante. Los ma'ordomos Ais hermanos s , pero a m no me interesaba.
Ai padre dec a! Judith le ech una mirada de disgusto, en tanto su reina pon a al re' adversario en peligro mortal. Raine se! Ae das charla para! Judith lo mir preocupada, pero de inmediato se ech a re r. Judith se re a de "l con todas sus ganas. Le apo' la otra mano en el pelo, mientras "l le hac a descabelladas promesas de amor ' gratitud eternos a cambio de una hora m.
Llevaba la cabellera recogida hacia atr. Judith 3ue la primera en cobrar conciencia de! La sonrisa se le borr inmediatamente de la cara ' todo su cuerpo se puso r gido. Raine sinti la tensin de su mano ' levant la vista, interrogante4 al seguir la direccin de su mirada, se encontr con la cara ce uda de su hermano.
Hace dos d as! Judith retir bruscamente la mano. Raine atac primero, antes de! Conoc a a sus hermanos. Pero la escena hab a sido una dolorosa sorpresa despu"s de lo!
Hace mucho tiempo! Cavin no comprendi, pero tampoco pidi e plicaciones. Cavin no ten a idea de! Judith se alegrar a de! Los edi3icios del recinto e terior parec an m. Las alcantarillas! Cavin lo mir 3ijamente. La se ora es tan inteligente como hermosa. Lad' Judith dijo! Cavin no lograba digerir el hecho de! Cavin le sonri. DPor 3in una mujer! Lad' Judith la trajo consigo. Cavin devolvi abruptamente el jarrito vac o ' volvi la espalda a la muchacha.
Al menos, en a! Lo recibi una escena asombrosa. Correspond an al dise o de una nueva articulacin! LDCmo se ha atrevido a estoEM, ba pensando. Hasta el d a de su boda, nunca hab a estado cerca de un hombre! Pero las mejillas de Judith ardieron bajo el centelleo de los ojos, colmados de pe!
La discusin se le estaba escapando de las manos. Le miraba la boca, tan pr ima a la su'a. Ha' una nueva punta de 3lecha! Cavin parpade asombrado. Pero se interrumpi, con la vista clavada en a! La ira de Cavin era visible en cada uno de sus movimientos. Aontaba su caballo como si lo persiguiera el. La re'erta de la despensa corr a 'a de boca en boca. Pese a su regocijo, Raine sent a piedad de su hermano. Arroj las riendas a su escudero ' 3ue a sentarse junto a su hermano, con aire cansado.
Cavin iba a tomar el jarro, pero detuvo la mano. Cavin se volvi hacia su escudero. Cavin la sigui con ojos acalorados. Cavin abri la boca, pero volvi a cerrarla sin decir nada. Cuando el muchacho se hubo ido, el hermano volvi a hablar. Raine no respondi, pero los ojos le bailaban. Fmiti mencionar! Cavin dej a su hermano ' volvi a la casa solariega, donde pidi! Pero todo eso hab a pasado.
Cavin record su juramento, no dar a nada de buen grado. Hab a pasado dos noches con ella ' sab a! Con asombrosa prontitud Cavin estuvo en la cama con ella.
Limpio ' vestido con ropa reci"n planchada, Cavin se sinti nuevo. Lo regocijaba la idea de seducir a su encantadora esposa. La hall en los establos, precariamente encaramada a la valla de un pesebre. La primera idea de Cavin 3ue recomendarle! Cavin abri la boca para preguntar al hombre cmo se atrev a a dirigirse en a! DGueno, 'a est. Luego la tom de la mano ' la llev consigo. Cavin se apo' contra el portn de un pesebre vac o.
Las tengo en una granja de cr a, a cierta distancia. Cavin guard silencio por un momento, observ. Luego sonri. Cavin sonri ,una sonrisa de verdad- ' Judith record inesperadamente algo!
Judith lo sigui con la vista, 3runciendo el entrecejo. Judith ' Raine se hab an sentado a solas en el e tremo opuesto. Raine la mir 3ijamente, bo! Ae gustar a! Raine nunca hab a conocido a una mujer! La pierna me duele demasiado ' no dis3ruto de estas cosas.
He tratado de dar algunas lecciones a Judith, pero no le aprovechan. Le chisporrotearon los ojos al mirar a su cu ada, pero ella permanec a! Cavin se adelant. Pero se interrumpi, por! Cavin, perdida la sonrisa, ca' en una silla acolchada. Cavin no dio se ales de haber o do.
Judith contempl la alcoba con ojos nuevos. Compartir la habitacin, compartir la cama, compartir el cuerpo.
Algo antes, hab a despedido a sus doncellas, pues! Al cabo de un rato o' pasos ante la puerta. Contuvo el aliento durante unos instantes, pero los pasos se retiraron, titubeantes. Cavin no ten a por! Pese a sus pensamientos, la 3atiga de la larga jornada acab por hacerla dormir.
Junto a la casa solariega hab a un pe! Hab a all varias hileras de rosales, con gran variedad de color, pero los capullos estaban casi ocultos bajo los tallos, marchitos por el largo descuido. La 3ragancia de las 3lores en el 3rescor de la ma ana era embriagadora.
Judith, sonriente, se inclin hacia uno de los arbustos. Las otras tareas hab an sido necesarias, pero la poda de los rosales era un trabajo por amor.
Judith ahog una e clamacin ante a! Casi consigui olvidar! Ailes apenas la conoci. Sin embargo, ella lo aborrece. Inglaterra, Enero Tras una amarga tragedia, Alyx Blackett, huye a los bosques escondiendo su belleza bajo la apariencia de un muchacho. Inglaterra, Agosto Elizabeth era una Chatworth, Miles un Mongomery.
Un noble ido a menos debe escoltar a una joven heredera hasta el castillo de su futuro marido. En verdad, el astuto Montgomery lleva dos vidas Warbrooke, Maine Este era un delicioso sentimiento Obligada a viajar por los primitivos bosques del territorio de Washington, se ve envuelta en una emocionante aventura.
Amanda Caulden llevaba una existencia protegida en la finca californiana de su padre La historia de una famosa aviadora, Jackie O'Neill, que regresa a su pueblo natal dispuesta a abandonar su vida aventurera. Cayo West, Florida, Se llama Aria. Envuelta en una tormenta de intrigas, cerca de los cayos de florida, se ve arrojada a la costa, a los brazos del arrebatador J.
Montgomery, oficial de la Marina norteamericana. Y debajo de su orgullosa reserva, J. De repente, como en respuesta a sus plegarias, aparece un hombre extraordinario. El mayor inconveniente era esa mujer, Cale Anderson, que no paraba de crear problemas Pero el destino les preparaba a ambos la misma sorpresa. Pero su instinto le dice que los informes de la muerte de Adam son falsos. Dos hombres ponen sus ojos sobre ella como eventual pareja: el duro Jared McBride y Braddon Granville, el abogado de la ciudad.
Eden se siente halagada, aunque abriga algunas sospechas. Por siempre juntos. Obsesionado con la posibilidad de comprender el suicidio de Stacy, Jace busca la propiedad, Prior House, una enorme fortaleza de ladrillo en Margate, Inglaterra, y la compra. Mensaje por anavpalac » Sab 26 Jul am Ayer estuve ojeando esta saga en el CI pero no termine por decidirme. Si no me equivoco son diez libros, no? A ver cuando le hago hueco y los empiezo! Mensaje por Vivet » Mar 29 Jul pm Mmmm, yo estos aun los tengo pendientes.
Deseos: Una de mis favoritas y es porque veo por primera vez a Jude incursionando en la magia, es bastante entretenida, pero por sobretodo emotiva, con una protagonista inesperada, fuera del canon habitual, lo que la a hecho una de mis favoritas dentro de la saga. A ver que tal avanza.
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